El tiempo ejerce un cambio sobre la faz de la tierra que es capaz de convertir el hierro en óxido al igual que puede modelar el pico de una montaña gracias a la acción inevitable del viento y de los eventos atmosféricos. Ese tiempo puede ser utilizado a nuestro favor si sabemos combinarlo con alguna idea sorprendente que cambie la textura o forma de un simple vestido.
Es justamente lo que ha hecho el artista israelita Sigalit Landau que decidió sumergir una toga negra en el Mar Muerto. La toga se encontró sumergida en aguas muy ricas en sal en 2014 y fue recientemente retirada para ser mostrada, tal como se puede ver en esas impresionantes imágenes que resultan en unas en las que la magia parece que hubiera operado.
El proyecto es una serie de ocho partes de fotografías llamado Salt Bride y fue inspirada por la obra 1916 de S. Ansky titulada Dybbuk. La historia es sobre una joven mujer jasídica que es poseída por el espíritu de su amante muerto y la toga incrustada en sal de Landau es una réplica de la que se llevaba puesta en una producción dramática en 1920.
Landau comprobó la toga de color negro durante varias ocasiones durante intervalos de tres meses para así comprobar el proceso gradual de la cristalización de la sal tal como se puede ver en alguna de las imágenes compartidas. Se podrán ver en Marlborough Contemporary de Londres, donde serán mostradas al público hasta el de septiembre.
Una sorprendente, mágica e ingeniosa idea para rescatar esa historia con una toga que, gracias al tiempo, se ha transformado en una cristalina compuesta por la sal del Mar Muerto. Tenéis la web del artista desde este enlace y desde este otro al museo Marlborough. Una brillante idea sin ninguna duda como escultura.