Tuvimos hace días a las esculturas de Wilkinson con esa forma de captar la belleza tan peculiar para dirigirnos a otros recovecos de esta disciplina y así acercarnos a Angela Mia De la Vega.
De la Vega consigue que respiramos una belleza realista en cada una de sus esculturas en bronce que captan esos momentos tan importantes en la infancia de los niños. También podemos recuperar la esencia de la protección que obtiene ese niña pequeña de su enorme padre en esta entrada para quedarnos pensativos durante segundos mientras presenciamos el trabajo de De la Vega.
Para esta escultora, su arte es una oportunidad de capturar que está ocurriendo alrededor de ella, una forma de compartir su visión con el mundo antes de que este desaparezca ante ella. Su repertorio de esculturas está compuesta por figuras juveniles que enganchan con la gran energía y plena actividad de los niños.
En sus formas, ella emplea la luz y la sombra como una forma de inspirarse ante una conexión emocional entre su trabajo y su audiencia, por lo que uno vería reflejado parte de la vida en cada uno de esos rostros esculpidos muy bellamente.
Siempre que la es posible, De la Vega trabaja con un modelo real para poder precisar en cada uno de los detalles que consiguen que sus trabajos sean increíblemente naturales. Por esta misma razón, ella elige sus modelos de forma cuidadosa para buscar rostros que sean capaces de atesorara la ambigüedad y multiplicidad de lo humano. Su proceso creativo va desde el esqueleto inicial hasta la composición final. De todas maneras, según va desarrollando una pieza, va perfilando cada uno de los matices que definen esa pose natural que traslada la sensación de movimiento al espectador.
Un trabajo grandioso y aquí su web para poder seguir el resto de sus esculturas numerosas.