El pensamiento lateral o el lateral thinking es un procedimiento mental que consiste en la resolución de problemas o dificultades de una forma creativa. Es una forma de organizar los pensamientos de siguiendo unos patrones que tradicionalmente han sido ignorados por el pensamiento lógico. Existen numerosas técnicas formales de pensamiento lateral. Su eficacia ha sido demostrada a través de diversas circunstancias y pruebas con diferentes personas de características diferentes. En el post de hoy veremos algunas de las técnicas más utilizadas inspirándonos en el libro Desarrollo del pensamiento creativo de la Universidad de Londres.
- El foco: Generalmente los puntos de atención y de creación están muy definidos en nuestro sector. Por decirlo de alguna manera, hay una gran oferta de creadores en ideas o conceptos muy similares. Sin embargo, esto puede sernos de utilidad si lo que buscamos es desarrollar una idea creativa. Esto nos ayudará ya que nos ofrece la posibilidad de concentrar nuestra atención en algo en lo que el resto no se ha molestado antes en pensar. Esto nos da una gran ventaja, y es que nos deshacemos de la competitividad, de algún modo nos enfrentamos a un territorio virgen. Creemos que la creatividad sólo se aplica a problemas graves y a dificultades que parecen no tener solución sin una salida creativa. En esos casos suele necesitarse un alto grado de destreza creativa. Hay inventores que triunfan enfrentándose a problemas realmente difíciles y encontrando la solución que todos buscaban. Pero otros eligen campos que nadie había notado y, con una pequeña mejora, producen un invento importante. La búsqueda de estos puntos de atención, inusuales e ignorados, constituye una técnica creativa. Y básicamente, en esto consiste la técnica del foco en escoger un nuevo foco de atención.
- Cuestionario creativo: Difiere del cuestionario científico en que este último supone un juicio. El cuestionamiento creativo, en cambio, no critica ni juzga ni busca defectos. El cuestionamiento creativo opera sin intención de juzgar. Es un incentivo para lograr la “singularidad”. La secuencia usual del pensamiento occidental es: ataque y crítica, y después búsqueda de una alternativa. La secuencia no occidental es: reconocimiento de lo existente, búsqueda de alternativas posibles y después comparación con el método vigente. El siguiente ejercicio puede sernos de gran utilidad en nuestro proceso creativo. Para hacerlo con eficacia, iremos retrocediendo, estableciendo las direcciones que deberemos tomar para llegar a ese objetivo, concretando esas direcciones en conceptos y desgranando de estos finalmente un abanico de ideas creativas.
- Provocación: Einstein solía llevar a cabo lo que él denominaba «experimentos de pensamiento». La idea básica de la provocación es que podemos ser temporalmente “locos”, aunque sea durante treinta segundos. Se trata de un procedimiento muy similar al que siguen los niños cuando juegan. Una forma de conectarnos y desconectarnos de la locura con total libertad. Esto lo lograremos saliendo de nuestra rutina, haciendo o pensando en cosas que no tengan lógica, que se salgan de las leyes del raciocinio. Romper nuestra rutina con pequeñas «locuras» que nos apetezca hacer nos creará nuevas perspectivas y romperá los moldes rígidos y que constriñen nuestra alma creativa. La provocación supone un aspecto fundamental de la creatividad.
- El movimiento: Es algo básico. Sin movimiento no existiría la creatividad. Se trata de un paso muy importante y que debe seguir al paso de la provocación. Consiste en el acto de desplazarse de una manera indagadora, en vez de juzgar si algo es correcto o erróneo. No nos interesa obtener ideas prácticas y útiles. Lo divertido es que la creatividad acepta muchas maneras de alcanzar ese objetivo.