En el preciso momento en que se abren las puertas de un negocio, una de las necesidades más urgentes y presentes en todos los emprendedores y fundadores de dichos negocios es la necesidad de captar atención. La atención servirá como el vehículo perfecto para persuadir a los clientes potenciales y hacerles creer que realmente necesitan comprar un producto determinado o contratar un servicio determinado. A gran escala esto se ha desarrollado con campañas publicitarias de gran envergadura, pero lo cierto es que la publicidad no nació ayer como campo, es una disciplina con una gran trayectoria a sus espaldas y por lo tanto algo desgastada. Los modelos clásicos de publicidad a través de soportes escritos como tarjetas o carteles comienzan a ser ineficaces, justamente por el éxito que tuvieron en el pasado. Al masificarse como recurso para captar atención y vender ideas, ha pasado a formar parte de un conjunto de elementos homogéneos y similares entre sí. Allí donde hoy vemos un cartel nos llega a parecer más ruido informativo que otra cosa. No hay alicientes en las apuestas más clásicas, no hay nada que transgreda los límites de lo común y ordinario. Es aquí donde entra en juego la creatividad como recurso salvavidas.
Las estrategias publicitarias comienzan a hacerse más y más complejas, más y más rebuscadas, más y más planificadas. Se buscan casi de forma desesperada nuevas ideas, se necesitan nuevas ideas capaces de capturar la atención de los posibles consumidores. Esta es la nueva publicidad: A continuación, unos ejemplos.