Mark Jenkins es un artista que maquiavelicamente ha emplazado en distintos lugares de este planeta a 30 maniquís con posturas muy reales y que de un primer vistazo vamos a confundir con una persona normal a la que le está ocurriendo algo.
Una manera de «trolear» al personal y así satisfacer las inquietudes de este artista que busca golpear fuerte en la mente de las personas. Si decimos golpear fuerte se debe a la provocación de las poses de esos 30 maniquís colocados a conciencia en ciertas partes de algunas de las ciudades más importantes del mundo.
Jenkings hace una crítica abierta a la sociedad con las poses que toman sus 30 maniquís. Lo que intenta es que nos surjan preguntas que seguramente ni se nos ocurren. Por lo que abre un espacio en nuestra mente para tener un poco más de pensamiento crítico.
Y la verdad que esos maniquís tan bien ubicados son capaces de sorprendernos. Desde uno colocado en un túnel como si estuviera sujetando los dos muros, u otro sin cabeza estampado contra la pared de una esquina cualquiera de una gran ciudad.
Y nos pondrá más nerviosos que si miramos a la azotea de un rascacielos nos encontremos a una serie de maniquís como si nos estuvieran observando o simplemente desafiándonos.
Tampoco se queda atrás ese otro maniquí con un cubo de señalización de tráfico dejado caer sobre una pared, o ese otro que está envuelto en una maraña de plásticos para hacer ver el mismo mundo de ese material que estamos creando.
Este artista juega con la mirada del viandante que suele estar acostumbrado a un panorama muy rutinario. No podemos obviar ese maniquí estampado sobre una fuente que, con una pose más que dejada, desafía a cualquiera que pase cerca suya. Os dejamos con Melgrati y su crítica a la sociedad.
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