Estamos ante otro pintor fotorealista que si no nos dijeran que es una pintura seguramente que empezaríamos a aceptar la peligrosidad que significa ir con un kayak rodeado de varias orcas en unas aguas donde parece que el protagonista de la «fotografía» estuviera solo ante el peligro.
Christopher Walker es el pintor culpable de esta magnífica obra pictórica que suele interpretar la magnificiencia que significa los poderes de la naturaleza en toda su esencia poniendo al humano ataviado con una simple barca o un kayak en este caso que nos toca.
Una pintura con acrílico de gran calidad que demuestra otra de las predilecciones de Walker y no es otra que Canadá. Es en su repertorio de pinturas donde encontramos a un eje central a este país en el que la mayor parte de su territorio la naturaleza muestra su lado más salvaje.
Su estilo proviene de otros artistas como Alex Colville y nos pone ante unas pinturas que expresan perfectamente el ambiente inhóspito de tales lugares tan evocadores y tan explosivos en la propia fuerza de la tierra. El mar como otro de los denominadores en común y la solemne soledad de algunos de los protagonistas de la mayor parte de sus obras.
Si pasamos por otras obras suyas, la soledad es algo palpable pero desde personas con fuertes valores, gran decisión y que toman su tiempo para la lectura como fuente para seguir respirando el día a día donde sea.
En «Aceptación» encontramos a las orcas como el elemento de peligrosidad para demostrar la firmeza de nuevo de esa persona que rema con tesón. Unas orcas que se ha probado que no suelen atacar a los humanos, aunque todos conozcamos la peligrosidad que tienen y el respeto que hay que tenerlas por esto mismo. Una obra que muestra a las fuerzas de la naturaleza en toda su entidad.
Por otra vertiente, el acrílico de Grant Haffner.