Una imagen vale más (muchísimo más) que mil palabras, de eso estoy seguro. Y esta es la regla que rige el mundo de la grafología. Los elementos visuales nos dicen muchísimo más a nivel inconsciente que lo que nos podrían decir a nivel consciente. ¿Por qué determinadas obras triunfan aún siendo aparentemente similares a otras obras que sin embargo no tienen acogida? Seguramente sea porque transmiten de una forma muy poderosa una información más que relevante para nosotros. Nos habla de nosotros con una historia que nos engancha y nos lleva allí donde ella quiere. Análisis grafológico.
Realmente si nos ponemos a analizar detenidamente y de una forma meticulosa cada uno de los elementos visuales que aparecen en una composición y les damos la carga y credibilidad que les corresponde, nos encontraremos con mensajes muy interesantes, elaborados y genuinos. Aquí os dejo un ejemplo de los carteles de dos películas míticas de la historia del cine de terror. Aparentemente unos carteles sencillos, simples, «normales», pero sólo aparentemente. ¿Qué mensaje nos dan estas composiciones? ¿Qué hace que queramos ver inmediatamente las películas? Seguramente me dirás que la campaña publicitaria juega un papel importante (y es verdad), pero también es cierto que ha habido campañas publicitarias brutales que sin embargo han resultado ser un verdadero desastre. Lo importante es cómo manejemos esa campaña publicitaria y sobre todo cómo hagamos uso de nuestras dotes de comunicadores y artistas gráficos:
Los otros Análisis grafológico
La escena se resuelve en el vacío y de él emerge una polaridad de tonalidades cálidas y gélidas. En realidad son luces que flotan en mitad de la nada. La frialdad y la calidez que podrían simbolizar la muerte y la vida. Una de las dos fuentes de luz es la bombilla que desprende un color cálido y nos evoca rápidamente conceptos como el hogar, la vitalidad, la humanidad. Por otro lado es sospechoso que se utilice una bombilla (una bombilla de la época donde se ambienta la historia claro) que siempre ha sido un símbolo universal de intelecto y sabiduría.
Otra de las fuentes de luz de nuestra composición es un título y no un título cualquiera, se compone de dos palabras lo suficientemente potentes como para captar nuestra atención: Los otros. ¿Quiénes son los otros? ¿Por qué esta estructura tiene la misma importancia a nivel visual que la propia bombilla? Se trata de una opción muy acertada por parte de los diseñadores de este cartel: Otorgar el poder de irradiar una luz y una atmósfera a las letras. Se define y manifiesta lo paranormal en un título abstracto, que no se esfuerza mucho en concretarnos de qué nos habla. Realmente hay mucha más información en la estructura visual que en el propio título.
En una simple imagen encontramos una lucha de conceptos. Por un lado encontramos la razón y por otro lado encontramos Los otros. Esta composición nos habla de aquello que escapa a la razón. De lo otro que no es la razón. Es muy eficaz como propuesta publicitaria. El mensaje no queda ahí, porque una vez que nos deslumbramos con ese juego de luces nos vamos a la mirada de nuestra protagonista. Una mirada azul,un azul tan penetrante como Lo otro. Nos advierte de que nuestro personaje es capaz de ver Lo otro, y es entonces cuando nosotros irremediablemente también queremos verlo.
El exorcista análisis grafológico
Una propuesta sencilla que nos muestra un escenario urbano. Un plano contrapicado levemente nos dirige hacia una ventana abierta. La luz más poderosa que jamás hayamos podido vislumbrar inundando el frío de la ciudad envuelta en niebla. Rápidamente nuestra composición se divide en dos franjas muy bien establecidas y delimitadas. Por una parte el área superior, que se extiende a partir de la cabeza de nuestro personaje. Aquí se encuentra esa fuente de luz, la luz que irradia también la farola. En el área inferior sólo sombras. El pie de la farola, las plantas, y nuestro personaje sobre el suelo. Observando con cierta resignación esa ventana abierta.
Este hombre está preparado para enfrentarse a lo que quiera que sea que haya allí arriba. Cargado de un neceser de herramientas observa casi desafiante aquella luz. Por otro lado lleva un sombrero y esto que parece un detalle tan trivial, en realidad tiene una importante carga de significado. El sombrero nos confirma que efectivamente va a adentrarse en esa luz. El sombrero lo utilizamos para protegernos de la luz solar, pero curiosamente en esta escena nocturna tiene poca utilidad. Tendría poca utilidad si no fuese por la luz hambrienta que parece buscarlo y darle la bienvenida.
Nuestro hombre está preparado para ascender a ese nivel superior y además está decidido. De alguna manera la imagen nos dice que este hombre va a trascender, va a atravesar los límites de lo cotidiano que nos puede ofrecer una calle de ciudad. Nosotros queremos saber dónde va este hombre, queremos saber qué hay más allá del mundo racional y rutinario, queremos acompañarlo en ese viaje. Definitivamente nosotros somos este hombre, cargados de herramientas y protegidos de todo peligro por nuestra pantalla de televisión. El espectador es aquel hombre que se ha decidido a cruzar la frontera.
La información que nos ofrece la composición es muy contundente. Incluso nos avisa de qué hay realmente tras esa luz, qué hay en ese otro plano. Realmente lo que hay es energía etérica, mística, que escapa a nuestro control. ¿Quién nos dice esto? Pues nuestro compañero de arriba, el título. Y no ya por la carga léxica que puedan tener las palabras «el exorcista» (me atrevería a decir que incluso esto es secundario), si no más bien por el color en que se manifiesta. Las tonalidades púrpuras y violeta siempre han evocado a lo místico, lo no natural, lo paranormal. Lo hemos hablado en posts anteriores, este color tradicionalmente (y tiene todo su sentido) ha estado relacionado con este abanico conceptual. El misterio, lo inescrutable, la espiritualidad. Precisamente por estar muy poco presente en la naturaleza. No vas a encontrar un color violeta o púrpura de forma natural. Se trata de un color que existe, pero no es habitual en la naturaleza es el único color que pertenece a ese otro nivel.