Cualquiera de nosotros sabría describir con todo lujo de detalles cuáles son los problemas a los que se tiene que enfrentar a diario un diseñador gráfico. Lo queramos o no, nuestra profesión tiene un componente de subjetividad importante y la cantidad de posibilidades disponibles es abismal, tal como para llevarnos a un eterno debate con nuestro cliente, o incluso con nosotros mismos. A pesar de que existan tendencias, reglas o principios compositivos, todos ellos son mutables y dependiendo de cómo se gestionen, incluso la transgresión de estos puede derivar en buenos resultados.
La conclusión es que todo puede llegar a ser bastante relativo y si a esto le sumamos imposiciones constantes por parte de nuestro cliente o su intromisión en nuestro trabajo, la cosa puede ponerse complicada. La opinión de un cliente no será más que eso, una opinión que debemos tener en cuenta, pero no algo que dirija nuestro trabajo porque en ese caso… ¿Qué sentido tendría nuestra profesión? Sin embargo, esto también puede ser una buena fuente de humor y ofrecernos parodias de lo más geniales. Un ejemplo es el vídeo que os traigo hoy, que logra representar la batalla diaria de un diseñador gráfico con su cliente en un minuto. Una animación bastante sencilla pero también contundente y ácida que seguro que os sacará más de una carcajada. Y es que al ver este tipo de cosas pensamos… ¡Qué dura puede llegar a ser la vida de un diseñador!