Llega un momento en el que las ideas se acaban. Siempre. Ya sea que hayas empezado un proyecto nuevo y no sepas como avanzar más allá de los 3 o 4 clientes que has conseguido. O seas una empresa que lleva años diseñando para grandes marcas. Siempre nos encontramos en un momento dado en el que vamos a necesitar saber, cómo hacer una lluvia de ideas en diseño u otros campos. Es ahí, con tu equipo de donde surge el trabajo.
Al final, como individuos solos no vamos a poder realizar siempre el proyecto adecuado para una empresa en concreto. Es por ello que contratamos a otras personas para que nos den ideas y nos refresquen un poco el estilo que nosotros hemos determinado. Ya que cada persona tiene su toque especial. Cuando se lleva un tiempo, las ideas se pueden acabar y confrontar unas con otras es realmente útil para saber por donde tirar en cierto momento.
Qué es una lluvia de ideas
Para explicarlo de manera sencilla y clara, una lluvia de ideas en diseño u otro ámbito, es crear una reunión con tu equipo de trabajo para que, de una forma u otra, surjan nuevas formas de realizar un trabajo. Es decir, si nos hemos estancado con una marca de ropa y no sabemos como diseñar su nuevo modelo o como rediseñar su logotipo, lo mejor es preguntar y elucubrar nuevas formas de hacer nuestro propio trabajo. Esto se consigue poniendo a un equipo a pensar.
No importa la visión de cada uno, ni siquiera si dicen cosas que al principio no parece que tengan sentido. La lluvia de ideas la determinan puntos muy diferentes con los que llegar a un consenso. De esta manera, poder llegar a concretar algo que no se había ocurrido en primera instancia. Por lo que es importante recordar ciertas pautas que debemos seguir en este tipo de situaciones para no limitar las posibilidades de esta reunión.
Define un objetivo
Lo primero que debes hacer en una reunión es definir de que se va a hablar. Y segundo, con qué fin. Ya que si no se dan estos primeros pasos previos a generar una lluvia de ideas, se puede acabar hablando de el coste de la gasolina. Algo que retrasaría y distorsionaría el objetivo principal de esto. Necesitamos concentrar nuestras conversaciones y nuestra lluvia de ideas en aquello que queremos conseguir, como puede ser los colores de una marca nueva.
En múltiples ocasiones se cae en la necesidad de generar comparaciones con otros proyectos. Esto está bien, pero a veces las comparaciones acaban derivando en otro tipo de cuestiones que nada tiene que ver con lo principal, que es la marca que nos ocupa. La lluvia de ideas puede derivar en muchas cosas, pero siempre tienen que ir alrededor del objetivo que nos hemos marcado.
Designa a alguien que modere nuestro encuentro
Ya seas tú o cualquier otra persona, es importante que haya alguien imparcial dentro de la conversación. No solo como apuntador de las ideas que vayan surgiendo, sino para controlar el punto número uno. Una persona que sea capaz de contener la conversación dentro de nuestro objetivo y que sea capaz de redirigir cuando esta cambia completamente de lo que habíamos marcado previamente.
Ajusta el tiempo
Una de las cosas que hacen que la lluvia de ideas pase a ser una pérdida de tiempo, es no tener tiempo. Ya que si no hablamos de un tiempo cerrado podemos divagar en el mismo problema y no en crear la solución que nos interesa. Es a menudo cuando pasa que todos acabamos hablando de lo mismo, repitiendo las mismas cosas e incluso estando de acuerdo, intentando diferenciarnos. Eso pasa cuando no definimos un tiempo.
Según los expertos las reuniones no deben durar más de 30 minutos. Quizás cuando se trata de una lluvia de ideas, lo ideal sea 45 minutos o 1 hora. Ya que puede ser que andemos «secos» de ideas en un momento dado y necesitemos dar más vueltas al asunto. Pero no puede ser que se alargue más aún, porque se puede convertir en una conversación de bar.
Intenta ser autocrítico y no crítico con los demás
Una de las cosas que pasan a menudo es que dentro de nuestra idea y concepción del asunto, no somos capaces de ver más allá. Es por eso que cuando alguien dice una idea contraria a lo que nosotros habíamos pensado, reaccionamos con rechazo. En este tipo de situaciones debemos estar abiertos a cualquier idea y no fruncir el ceño antes de tiempo. Ya que podemos estar desechando una buena idea que no hemos sido capaces de ver en ese momento.
Además, depende de como se lo tome la otra persona puede hacerla sentir fuera de esa reunión. Hacer que la próxima vez no hable o no participe en esta lluvia de ideas en diseño y eso siempre es negativo. Necesitamos que todos estén participativos y dispuestos a decir cualquier cosa, aunque sea algo fallido. Una buena idea de decir que se equivoca es, primero, aceptar lo que ha dicho. Por ejemplo: «Buena idea, aunque pienso que nos limitaría…».
Apunta y combina ideas
Todo lo que sale de esta reunión tiene un valor. Sino es así, es que algo se ha hecho mal y no se han cumplido los puntos anteriores mencionados. Es por ello que debemos apuntar todo lo que sale de ahí y tener hojas «en sucio» con todo lo que nos ha parecido una idea. Ya sea buena o mala, eso al principio, no es importante. Pero tener todas esas ideas plasmadas en un papel o en tu ordenador es necesario para que no se olvide ningún punto.
Además, no debemos cerrarnos a que la idea de una u otra persona es la mejor o la ideal. Quizás sea importante ver las ideas de los demás en profundidad, incluso si en un primer momento no te llamaron la atención. Ya que en un futuro puede servirte combinar diferentes cosas que se han dicho y no quedarte con una sola idea que puede limitarnos al proyecto.