TOP 10 cosas que odiamos los diseñadores gráficos

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Detrás de cualquier profesional que forme parte del colectivo de diseñadores gráficos existe una persona con sus necesidades e intereses. Por eso es importante que aprendamos a «educar» a nuestros clientes a la hora de trabajar con nosotros. Nos vamos a encontrar experiencias laborales de todo tipo: Clientes particulares, empresas medianas o grandes… Y aunque generalmente el cliente particular suele ser el «más perturbador» o problemático, se dan casos en los que las empresas también recurren a las malas prácticas en su trato directo con el diseñador. Hoy vamos a hacer una pequeña recopilación con las cosas más odiadas por el diseñador gráfico en su jornada de trabajo.

Sería bueno que colocases en tu oficina un decálogo con las cosas que cualquier cliente debería evitar hacer cuando trabaja contigo. ¡El que avisa no es traidor!

1.- ¿De entrada?¡Baratísimo por favor!

El tema del precio puede ser delicado dependiendo de cuál sea el diseñador con el que estás tratando. Independientemente del ambiente en que te muevas como diseñador, tarde o temprano te tocará trabajar para ese tipo de clientes que por encima de cualquier cosa prima la economía. Es curioso porque en muchas ocasiones te estarán pidiendo trabajos tan determinantes para un negocio como la identidad corporativa o material publicitario pero a pesar de que estos elementos son vitales para generar una identidad sólida, este tipo de cliente no se interesará tanto por la efectividad o la calidad de tus servicios sino directamente por su precio. ¡Se ponen a temblar y a reprochar un precio elevado sin ni siquiera haber concertado una entrevista contigo!

2.- El diseño será así, así y así

Quizá seas de ese 0% de diseñadores que reciben como clientes a diseñadores con 30 años de experiencia en nuestro campo. Si es así, ante sus peticiones sólo tienes una solución: Acatar decisiones y tratar de hacerlo lo mejor posible. Pero seamos realistas, esto no se va a dar. Lo más común es que recibas profesionales de cualquier sector que no sea el nuestro y entre por la puerta de tu oficina con demasiadas leyes y lo que es peor, órdenes. Ante esto, sólo te queda una opción: Empoderarte y por supuesto demostrar que eres tú quien sabe de lo que estáis hablando.

3.- Lo quiero ya

«Quiero que diseñes e imprimas 100 flyers para esta noche. Quiero algo sencillo, un texto impactante pero realista, unos efectos visuales llamativos y modelos profesionales luciendo los uniformes de nuestra empresa». ¿Hola? ¿Nos hemos vuelto locos? Vale, quizá este ejemplo sea algo exagerado, pero te llegarán varios casos no muy distintos a este. Para empezar deberás dejar claro desde el principio que servicios propones, en este caso el cliente incluso pensaría ingenuamente que o tienes una imprenta en el sótano de tu casa y 10 diseñadores a tu cargo o directamente no tendría ni la menor idea de que existe una empresa externa que se encarga de la impresión.

4.- Primero enséñame ejemplos de cómo será mi logotipo, luego hablamos de precio si es que me interesa

Son preguntas o afirmaciones que desde un primer momento nos provocan risa y creemos que se trata de un cliente perspicaz y con sentido del humor. Pero cuando descubrimos que está hablando completamente en serio la ira se apodera de nosotros y nos preguntamos por qué invertimos tanto dinero en nuestros estudios o tiempo en mejorar. Luego recordamos que el diseño es nuestra pasión y sólo entonces se nos olvida.

5.- Deberías hacerlo mejor así, presta atención

«Te voy a dar muy poco trabajo. Aquí te dejo el diseño casi terminado en Word o Publisher. Sólo necesito que lo afines. Por cierto las imágenes las he cogido de Internet, espero que no haya problemas con eso». Hay clientes que intentarán reducir el precio final haciendo ellos parte del trabajo o interponiéndose en tus decisiones. En estos casos sólo puedes optar por mandar al cliente a su casa o explicarle cuál es tu trabajo y que tú no trabajas a cambio de limosnas y en proyectos de escasa seriedad.

6.- El cliente/diseñador auxiliar

El cliente entra en tu oficina, se sienta junto a ti frente a tu ordenador y entonces empieza a ejercer la profesión del muy irritante pepito grillo: «Ponlo aquí, más a la derecha pero no tanto, ¿y si pruebas con este tipo de letra?, yo creí que era más sencillo…»

7.- Una fiesta privada en tu oficina

También están ese tipo de clientes que deciden ir a tu estudio a «supervisar» el trabajo que desarrollar y generalmente no van solos. Van con el jefe, la secretaria, el mensajero o el director… Mientras tu trabajas bajo una presión indecible comienzan a hacer comentarios sobre cada movimiento que efectúas. También te encontrarás con el típico cliente que va a tu oficina a contratarte y a revisar tu trabajo con todo clase de impertinencias para una vez hecho el trabajo según su criterio te diga «Gracias, ahora lo llevaré a mis superiores y discutiremos si necesitaremos más cambios en el futuro».

8.- A partir de ahora serás nuestro socio

Se da en aquellos casos en los que el cliente intenta aplazar pagos cuando está en una situación financiera inestable, pero a cambio de ofrece ser una parte indispensable de su negocio o incluso intenta regalarte una camiseta con el logotipo… Esto pasa, créeme.

9.- Cuando nos hacen analizar las posibilidades de pago y contratación para dejarnos en un mar de dudas

Se presenta un cliente X, se interesa por tu trabajo, te pide muestras, te consulta los plazos, incluso le haces un presupuesto detallado y propones ideas de trabajo o líneas de desarrollo. Después de 1 hora hablando cara a cara, cierra la conversación con un «gracias por la información, lo consultaré y lo meditaré. Aún no estoy seguro». No sabes exactamente cómo pero tienes la certeza de que no volverás a verle, y así es.

10.- Cambia esto, y esto… ¡ Y esto!

No hay algo más molesto que llegar a una fase intermedia o avanzada del trabajo y que nuestro cliente nos obligue a hacer cambios que afectan a las primeras fases y por lo tanto alteren todo lo demás. Acostumbra a poner un número límite de cambios y modificaciones. De lo contrario no te compensará el trabajo invertido.


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  1.   Jesús Paz dijo

    Jajaja 100% verdad

  2.   Kari dijo

    Merjor voy a tu estudio y te explico personalmente frente a la compu, ?

  3.   Jesús Querales dijo

    Jajaja muy cierto esto somos un poco irritante los clientes XP

  4.   Chechu de Toledo dijo

    ¡¡Cómo la vida misma!!
    Solo falta otra típica: «¿Me puedes decir que programa utilizas para cuando haya que hacer los cambios poderlos hacer yo y no tener que molestarte?. Y ya puestos, ¿podrías pasarme tú el programa?»