A pesar de que nos encontremos en un momento donde impera el formato electrónico, lo cierto es que de todos los formato de comunicación tradicionales, el que ha permanecido intacto a esta revolución tecnológica ha sido el del libro convencional. A pesar de que hay muchas predicciones que nos dicen que llegará a tocar su fin y morirá como tal, estamos viendo que si esto ocurre, será dentro de mucho. En la actualidad los libros más comprados siguen siendo en formato papel, quizá porque es más fácil y cómodo de utilizar y manipular.
La mayoría de los libros se construyen siguiendo una serie de reglas y convenciones que se siguen a nivel mundial. Aunque se pueden ver ligeras variantes que están destinadas a reducir los costes de producción y que hace que muchos elementos sean cada vez más inusuales. Como diseñador editorial, deberás conocer los componentes más importantes en el diseño de un libro y hoy haremos un repaso de los elementos externos:
- Cubiertas: Son los elementos que protegen el libro por sus partes externas (delantera y trasera) y hay dos tipos de cubiertas:
- Tapas: Son cada una de las cubiertas rígidas de na obra. Se suelen construir con cartón grueso forrado de papel y surgieron de la necesidad de los bibliotecarios de proteger sus manuscritos. En pasados remotos los libros eran cubiertos de pieles crudas (como el pergamino), pero poco a poco fueron sustituidas por curtidos finos, lisos y resistenes hasta llegar a utilizar en la actualidad por cartones, papeles y plásticos.
- Rústicas: Encuadernar nuestros libros con tapas puede tener un coste muy elevado, por ello se desarrolla la edición rústica que contiene cubiertas de cartulina delgada, generalmente protegidas con una lámina de plástico translúcido. Si nos decantamos por esta opción es importante que tengamos en cuenta las alteraciones higroscópicas (provocadas por la humedad). Una edición rústica debe debe ser con láminas de plástico no hidrófilo y que se mantenga estable.
- Lomo: Es la zona del libro que cubre el peine de encuadernación. Este es un elemento muy importante ya que es el único que podrá verse de nuestra obra cuando se encuentre colocado en un estante. Como norma general suele incluir el nombre del autor, el título de la obra, el nombre o sello de la editorial y en ocasiones el número del tomo. Cuando se trata de obras lexicográficas y divididas en diferentes volúmenes, suele incluir la primera y última palabra que contine ese tomo (es el caso de diccionarios o enciclopedias por ejemplo).
- Sobrecubiertas: Consiste en una superficie de papel que envuelve el libro y se utiliza generalmente para exponer las características de la edición de una forma bastante más llamativa. Es en este elemento en el que el diseñador vuelca con mayor intensidad su talento con el objetivo de conseguir el interés del público. Tiene doble función, por un lado protege las cubiertas y por otro lado es una estrategia para atraer la atención del consumidor con un mayor despliegue de recursos expresivos.
- Solapas: Forman parte de las sobrecubiertas, aunque muchas veces son una extensión de las tapas. Sirven para que las sobrecubiertas permanezcan bien sujetas la libro, una se coloca entre la tapa y la primera hoja y otra entre la tapa trasera y la última página. Suelen contener texto aglutinando información sobre la obra, el autor o publicidad de la edición.
- Fajas: Tienen el mismo funcionamiento que las sobrecubiertas aunque se presentan en tiras y su función es resaltar algún elemento o característica de la obra, sobre todo cuando se trata de libros de autores consagrados. Suelen incluir frases como «El libro más vendido de 2014» y son un componente básicamente publicitario.
- Guardas: Se trata de hojas de papel que se colocan entre la cubierta principal y trasera y la primera y última página.