La diseñadora de vestuario de After the Hunt desvela la inspiración tras los trajes de Julia Roberts

  • Giulia Piersanti define a Alma Imhoff (Julia Roberts) con una estética Ivy League fría, sobria y sin logos.
  • Blazers y sastrería recta funcionan como "armadura" del poder intelectual del personaje.
  • Referencias claras al estilo de Roberts en los 90 y a piezas de Celine, Totême y Lemaire.
  • El vestuario dialoga con Maggie y Henrik, marcando lealtades, fricciones y jerarquías.

Vestuario de After the Hunt

En After the Hunt, la apariencia habla tanto como los diálogos: el vestuario diseñado por Giulia Piersanti perfila con precisión el poder silencioso de Alma Imhoff, interpretada por Julia Roberts, dentro de los pasillos de Yale. En ese ecosistema académico, los blazers funcionan como auténtica armadura y la sastrería se convierte en lenguaje de autoridad y control.

La propuesta de Piersanti apuesta por una elegancia contenida, de corte universitario clásico, donde mandan la paleta fría y la sastrería limpia. Nada de tacones, faldas, vestidos ni prendas de punto: la profesora se mueve con trajes sobrios y piezas sin logotipo que desprenden esa idea de gusto heredado y una masculinidad moderada, calculada para no ceder terreno a la complacencia.

La visión de Giulia Piersanti

Piersanti, que también lidera el área de punto en Celine, concibe este universo con una pauta clara: elegancia atemporal, líneas rectas y cero estridencias. La prioridad es transmitir distancia y rigor, una presencia que impone sin aspavientos, apoyándose en básicos de alta calidad desprovistos de marcas visibles.

El campus se puebla de blazers de Celine, trajes de Totême y abrigos de Lemaire, pero siempre filtrados por un criterio de sobriedad y discreción. La diseñadora rehuye cualquier trazo de calidez para Alma: colores apagados, sastrería afilada y tejidos con caída exacta, que proyectan temple y control emocional.

La consigna general evita tendencias y concesiones: ni confort aparente ni romanticismo estilístico. El resultado, buscado por Piersanti, es un armario que sugiere intelecto, linaje y contención, más que moda de temporada.

Alma Imhoff: poder y control a través del traje

Roberts encarna a una catedrática cuya vida se tambalea cuando una alumna aventajada, Maggie (Ayo Edebiri), acusa a su colega y amigo Henrik (Andrew Garfield). En ese choque de lealtades y principios, críticos de Variety subrayan su temple irónico y gélido; el vestuario lo subraya con siluetas austeras y una frialdad calculada que acompasa cada decisión del personaje.

La primera impresión visual de Alma ante el espectador llega con un traje blanco estructurado de Totême en un bar poco iluminado: fuma, debate con desparpajo sobre Hegel y Aristóteles y se convierte, por contraste, en un faro dentro de la escena. Piersanti buscaba que esas líneas blancas y limpias irradiaran presencia, un imán de peligro y atractivo intelectual desde el primer fotograma.

Junto a ese look, sobresale una chaqueta de pata de gallo de Celine que condensa la tesis del personaje: estructura, tradición y frialdad. El vestuario nunca pretende resultar amable; es una declaración de jerarquía y dominio del entorno.

Roberts en los 90 como referencia de estilo

El tablero de inspiración de Piersanti incorporó imágenes icónicas de la propia Roberts en los 90, cuando redefinió el traje como símbolo de autodominio. Aquellos blazers cruzados con blusas de seda, pantalones de raya diplomática con cuellos abiertos y chaquetas de esmoquin sobre la piel marcaron una estética andrógina y desahogada, de hombros poderosos y talles amplios.

Antes de que el llamado quiet luxury tuviese etiqueta, esa forma de vestir ya proponía una elegancia sobria, casi clínica, que aquí reaparece en Alma. La traducción a After the Hunt pule el guiño: menos gesto, más intención; menos logo, más carácter.

Maggie y Henrik: contrapesos visuales

Maggie funciona como espejo deformado de su mentora. Al principio, emula a Alma con versiones más jóvenes y amplias del traje, incluso replicando conjuntos monocromos en clave casual. A medida que el conflicto con Henrik escala, su imagen se desordena y acaba cambiando cárdigans y blazers por una vaquera de aire colegial, gesto de ruptura con el molde que trataba de imitar.

Henrik, por su parte, proyecta cercanía y falsa modestia: Levi’s de segunda mano, chaquetas de pana y camisas Oxford con arrugas deliberadas. Confía en el encanto natural y en una informalidad medida que choca con el abotonamiento de sus colegas. Frente al traje impecable de Alma y la rigidez de Maggie, él elige desarme suave y aparente humildad.

Ese triángulo visual narra sin palabras las tensiones de la historia: Alma impone orden con la sastrería, Maggie oscila entre fascinación y rechazo, y Henrik se parapeta en una estética casual y gastada para suavizar su presencia.

Piezas y códigos clave del vestuario

La gramática del film se lee en detalles concretos: blazers de líneas muy marcadas, pantalones rectos, camisas sin adornos y tejidos de mano firme. Predominan los neutros fríos y las texturas con relieve mínimo, sin estampados llamativos ni siluetas edulcoradas.

Entre las piezas más reconocibles figuran la chaqueta blanca de Totême y la chaqueta de pata de gallo de Celine, junto a abrigos de Lemaire que aportan peso visual sin interrumpir la sobriedad. Todo suma a un mismo objetivo: convertir la ropa en discurso de poder.

Con esa arquitectura de vestuario, Piersanti construye capas de significado: lo que visten Alma, Maggie y Henrik perfila su ética, sus alianzas y sus dudas. El resultado es un retrato colectivo en el que la sastrería no solo viste, también argumenta cada gesto de los personajes.

Así, After the Hunt utiliza la ropa como cartografía emocional y moral: una estética Ivy League depurada, ecos del legado noventero de Roberts y un diálogo constante entre prendas para contar cómo se ejercen, disputan y cuestionan el poder, la lealtad y la verdad dentro y fuera del aula.

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