Uno de los debates más problemáticos en el mundo de la creación es la creación y configuración de un sello verdadero y original que nos diferencia del resto de creadores. Pero la identidad de cada autor se configura con el paso del tiempo, el estilo que adoptamos tiene un peso significativo y de hecho contar con un sello único y diferenciador es una de las metas que tenemos todos los que nos dedicamos al mundo de la imagen porque eso de alguna manera también significa que hemos encontrado nuestro sitio, que estamos situados y contamos con una línea definida de trabajo y algo que va más allá, hemos encontrado un canal efectivo para expresarnos.
A este respecto me gustaría hablar hoy de las isotopías, que son las marcas personales que son identificativas del creador de una obra determinada. La función que tienen estas marcas en un discurso es regular de alguna manera nuestro texto visual y así crear una especie de armonía, un flujo que otorga cierto sentido a los textos desarrolllados por cada autor y que le proporcionan un nivel de significado alternativo. De esta manera el autor gana una gran dosis de libertad, independencia y propiedad. Lo que pueden significar los girasoles como símbolo dentro de la obra de Van Gogh por ejemplo, no significan lo mismo que los girasoles que aparecen dentro de la obra de otro pintor o artista y esto es así por la construcción de imaginerías o universos independientes y completos.
Este elemento está totalmente entroncado con el época del postmodernismo que de igual manera se relaciona con el concepto de autoría. El sello de un autor a nivel independiente y el culto que se ha creado alrededor de la figura del autor a través de los años tiene mucho que ver con la aparición de las escuelas artísticas y las vanguardias. Desde entonces los registros, las vías de creación y las características aparecieron como el instrumento a través del cual se podía materializar la identidad del creador y con ella el valor de su visión totalmente transgresora y germen de su propia ruptura con la masa de obras artísticas.
Para conocer más sobre un autor se hace obligadamente necesario el análisis comparativo de sus obras a lo largo de su trayectoria. Es de este modo como podemos obtener un reflejo fiel de la evolución del artista y su trabajo, y del mismo modo podemos hacerlo con nuestro propio trabajo. Para nosotros los símbolos significativos e identificadores (en Van Gogh uno de ellos fue el girasol, pero en tu caso seguramente sea otro) que mejor representan nuestra visión pueden cambiar de significado y adquirir nuevos matices con el paso del tiempo. Esto resulta algo muy importante y realmente interesante. El lenguaje de un artista debería ser dinámico y cambiar con el paso del tiempo pues eso es un indicador de evolución y riqueza.
Muchos autores han definido las isotopías o marcas de autor a partir de una serie de características:
- Se basan en la proposición de alternativas diferentes o contrapuestas a las acostumbradas en los modos de recepción.
- Se pretende ofrecer, en la mayor parte de los casos, un punto de vista personal e intimista a través de planteamientos de modos de representación personal, y se otorga gran importancia a los métodos de creatividad experimentales.
- Para denotar el comportamiento personal de un determinado autor se suelen ofrecer transgresiones a los cánones establecidos dentro de la configuración estética de una determinada época.
Se trata de una cuestión que supone la polémica nuclear en el mundo de la creación. ¿Cómo un artista encuentra su identidad y su propio sello? ¿Cómo se desarrolla el proceso de creación de forma que cada uno de los trabajos desarrollados resulten emparentados entre sí e hijos innegables del propio autor? La ruptura se hace casi necesaria pues es síntoma de que el creador ha logrado mirar dentro de sí mismo hasta el punto de ir más allá de los cánones establecidos de forma sistemática en nuestra sociedad. De este modo ha logrado romper con la imposición externa en un proceso de redescubrimiento y expresión revolucionario a nivel personal y artístico.
No hay ninguna fórmula para encontrar la respuesta, ni hay una receta mágica que nos convierta en personalidades artísticas sólidas y autónomas, pero en parte ahí está la magia de todo el proceso de creación: Cada uno encuentra su fórmula, su proceso y su técnica para lograr materializar de forma efectiva el mundo interior en algo exterior que contenga una carga universal y reconocible a los ojos de cualquier vidente. Al fin y al cabo lo que hace el artista en cierto modo es redescubrirse a nivel interior para ofrecer al mundo un contenido magnético y sobre todo original, que únicamente puede ser desarrollado, creado y expuesto por aquel artista.