Clinton Bopp es un artista que mantiene la tradición de la cultura de su comunidad al estamparla en distintos murales de una ciudad como Los Ángeles. Son esos murales los que son capaces de albergar tradiciones de comunidades afroamericanas o latinas.
Desde 2013 son muchas las calles que sostienen esa tradición y son capaces de ser lugares por los que visitar otras conciencias y experiencias humanas. Bopp es uno de esos artistas que mantienen muy vivo ese movimiento en el que la cultura de una comunidad se refleja en grafitis y murales.
Un artista de la calle, distinto a este otro, que se basa en lo vibrante de sus colores y que consigue que el simbolismo de distintas comunidades cohabiten tranquilamente sin violentarse las unas con las otras.
Bopp combina distintas habilidades como son su facilidad para comunicar y contar historias, al igual que todo ese gran colorido que subyace en sus obras de arte urbano. Siempre intenta enviar un mensaje en cada uno de los murales en los que ha trabajado en las calles de Los Ángeles.
Una mente creativa desde su infancia en la que no paraba de dibujar y crear. Una acción constante con la que comunicar y que cultivó para ir mejorando, al igual que le permitía expresar todo aquello que pasaba por su mente inquieta.
Un artista procedente de Nueva Zelanda y que trajo consigo su cultura para pintarla en los muros del este de Los Ángeles. Unos murales en continuo movimiento y transformación en los que es difícil dejar un legado perpetuo. Un arte efímero vinculado al constante cambio.
Una ciudad en la que emergen una gran variedad de culturas y personas que son capaces de mostrar lo mejor de esos «mundos» de los que provienen. Uno de los pensamientos que deja dicho Bopp es que cuando uno pinta un mural, es importante pensar acerca de la comunidad donde va a estar «pintado».
Os dejamos con su sitio web y su Instagram para que le sigáis.
Sé el primero en comentar