Hace tiempo que no tratamos la esfera teórica de nuestra profesión y hoy me gustaría aprovechar para recordar algunos conceptos de gran utilidad aprovechando las reglas propuestas por Timothy Samara. En este primer artículo os desgranaré diez de ellas y posteriormente las diez restantes ya que como podréis ver me he regodeado un poco en ellas porque lo cierto es que me parecen muy interesantes.
¿Tú aplicas estos consejos a tu trabajo? ¿Estás de acuerdo con ellos? Si quieres contarme alguna técnica que emplees a menudo o quieres compartir algún consejo con nuestra comunidad ya sabes, ¡déjame un comentario!
Índice
- 1 Ten claro el concepto, el mensaje
- 2 Hay que comunicar, no decorar
- 3 Habla con un único lenguaje visual
- 4 Utiliza dos o tres familias tipográficas como máximo
- 5 Golpea en dos tiempos: Atraer y retener
- 6 Escoge los colores con un propósito
- 7 Menos es más
- 8 El espacio negativo es importante
- 9 La tipografía tiene la misma importancia que la imagen
- 10 Los tipos que no se pueden leer no tienen función alguna
Ten claro el concepto, el mensaje
Del mismo modo que funciona la arquitectura, la base funcional y contextual es de vital importancia. Una Iglesia no posee la misma estructura que un hotel o un parque de golf. Las funciones que se desarrollarán dentro de la construcción serán de vital importancia para definir su estructura, los canales de contenido y la accesibilidad de los usuarios. Un discurso gráfico funciona igual, debe estar provisto de las herramientas suficientes para que el público pueda deambular por ellas con total comodidad y encontrando los contenidos que precisamente busca. Por ello no nos cansaremos de incidir en ello: No prescindas de la fase de preproducción. Documéntate, busca información y construye antes el concepto con toda claridad antes de materializarlo.
Hay que comunicar, no decorar
La verdadera estética adquiere sentido cuando pesa sobre nuestra mente, cuando llega un punto en que nos sugiere algún concepto, alguna idea. El verdadero misterio de la comunicación (textual, gráfica, audiovisual…) es despertar y sugerir conceptos al público. La asociación de conceptos sólo puede darse a través de elementos realmente expresivos con una carga significativa y semántica. Por ello procura abstenerte de emplear elementos superfluos que no dicen nada.
Habla con un único lenguaje visual
Hablamos de estilo, de un código linguístico y artístico desarrollado estrictamente por el autor de la composición. Se trata de un proceso que lleva tiempo, pues en definitiva de lo que se trata es de encontrarnos a nosotros mismos como creadores. Nuestro lenguaje adquirirá con la experiencia una tónica característica, una dosis de nuestra personalidad que sin duda marcará la diferencia y nos configurará como artistas. Tu lenguaje gráfico eres tú. Olvídate de mezclar estrategias y voces de otros creadores o artistas, en lugar de ello trata de absorber esa inspiración que te despiertan determinadas obras y hazla tuya, tradúcela a tu lenguaje y bajo tu propio sello.
Utiliza dos o tres familias tipográficas como máximo
Es una cuestión de armonía y orden. El uso de más de tres familias acarreará ciertas interferencias comunicativas que restarán fluidez al proceso comunicativo. Cada una de las familias empleadas debe tener un lugar, un escenario, un mensaje y una función. Si abusamos de la cantidad desvirtuaremos el esqueleto y en última instancia despistaremos al lector.
Golpea en dos tiempos: Atraer y retener
Las estrategias persuasivas pueden ser tan simples o complejas como nosotros decidamos, pero sea cual sea nuestra estrategia habrá dos pasos o pilares fundamentales que determinarán la eficacia de la misma: Necesitamos atraer, sorprender, necesitamos en primer instancia una sola mirada hacia nuestro trabajo y a partir de ahí entramos en la siguiente fase: Ahora necesitamos contener ese episodio de contemplación. Mantener esa atención depende directamente de la calidad del contenido que estemos proponiendo y de la eficacia de nuestro propio lenguaje.
Escoge los colores con un propósito
Tú sabrás tan bien como yo que los colores hablan por sí solos. Cada uno de ellos posee unas vibraciones muy concretas y unas implicaciones. En definitiva son mensajes complementarios y que se adhieren a la construcción gráfica. Deberás conocer la paleta, evalúar qué mensajes de los que nos propone están en sintonía con el mensaje global de tu composición. Qué matices apoyan al concepto que perseguimos y también qué matices cromáticos lo difuminan o lo silencian.
Menos es más
Quizá esta sea una de las polémicas que mayor diversidad de opiniones genera en nuestro campo. ¿La sencillez siempre es la respuesta? Yo personalmente no creo que se trate de una riña entre corrientes artísticas. La discusión no creo que sea si el minimalismo es la solución o no lo es, y en caso de que así fuese me situaría totalmente en contra de esta afirmación. Cada obra y cada mensaje tiene unas necesidades implícitas que el lenguaje gráfico del autor debe saber solventar. Yo creo que de lo que estamos hablando es de desarrollar nuestra capacidad sintética, aprender a distinguir qué es importante realmente en nuestra composición. Definir qué elementos realmente tienen algo que decir y cuáles de ellos resultan planos a nivel de comunicación. Para desarrollar esta capacidad haz una prueba: Elimina uno a uno todos los elementos de tu diseño. De todas las ausencias ¿cuáles dejan un vacío de contenido y cuáles de ellas no extrañas al eliminarlas?
El espacio negativo es importante
Sobre todo en logotipos el espacio en negativo suele proporcionar añadidos que perfilan el discurso y terminan de dotarlo de potencia. Se trata de un trabajo en dos niveles y por lo tanto de mayores posibilidades. No ignores esa dimensión en negativo porque en muchas ocasiones puede proporcionar la chispa que le falta a ese boceto que no te termina de convencer.
La tipografía tiene la misma importancia que la imagen
Tanto la tipografía como la propia fotografía o incluso la ilustración tienen cometidos y objetivos similares: Ser el vehículo de representación de una realidad valiéndose de diferentes códigos o reglas. Volvemos a la sensibilidad como un punto imprescindible. Debemos aprender a intuir qué tipografía está en armonía con nuestra grafía o incluso con nuestra paleta de colores.
Los tipos que no se pueden leer no tienen función alguna
A veces optamos por vías rápidas para obtener la distinción de una marca como por ejemplo el uso de símbolos extraños e imposibles de decodificar que en realidad suponen una carga más que un refuerzo. Necesitamos hacernos hueco en la memoria de nuestro público, sin embargo si utilizamos símbolos o tipos indescifrables estaremos transmitiendo una imagen falta de contenido. Lo que no se puede comprender no se puede memorizar y tampoco recordar. Trata de buscar la diferenciación por otras vías más trabajadas y completas, de lo contrario estarás cayendo en una trampa.
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