Una duda que nos surge muy a menudo a los diseñadores, e incluso a los autores que quieren publicar sus libros y se han encargado ellos mismos del diseño, es cómo o en qué formato se debe enviar el archivo de un libro a una imprenta.
Lo primero que tenemos que saber es que enviaremos dos archivos por separado: uno con el cuerpo del texto, y otro con la portada y la contraportada.
En este artículo explicaremos cómo configurar el archivo de la portada.
Las partes del archivo
Es indispensable que trabajes siempre en programas especializados como Photoshop, Indesign o Illustrator para diseñar la portada. Los archivos que se envían a imprenta deben tener una configuración específica en cuanto a tamaño, colores y resolución de imágenes, y solo se puede lograr con estos programas. De lo contrario, la impresión puede salir defectuosa y de mala calidad. En el ejemplo usaremos Indesign.
El archivo tiene que contener tres partes: portada, contraportada y el lomo, y todo debe ir diagramado en un mismo lienzo de trabajo. De izquierda a derecha el orden tiene que ser el siguiente: contraportada, lomo y portada.
El tamaño de la portada va a depender del formato del libro que el diseñador o el autor haya elegido. Tomaremos como ejemplo una medida estándar de 15 cm de ancho x 23 cm de alto.
El tamaño del lomo se definirá a partir de la cantidad de páginas que tenga nuestro libro y del tipo de papel en que se imprimirán las páginas. Es preferible que consultes primero con la imprenta para que ellos calculen el grosor total, y tomes esta medida como referencia para diseñar. En nuestro ejemplo vamos a colocar 1,5 cm de ancho x 23 cm de alto.
Sangrado
Al archivo siempre debes colocarle sangrado, es decir, un espacio extra que exceda todos los márgenes originales del lienzo: superior, inferior, derecho e izquierdo. Lo recomendable es que utilices 0,5 cm.
Es importante calcular este espacio para evitar defectos que se puedan producir en la portada a la hora de hacer el corte. Un archivo sin sangrado puede quedar con líneas o espacios en blanco en la portada impresa.
Modo de color
Un error muy común que cometemos a la hora de enviar archivos a imprimir, es hacerlo utilizando un formato de color RGB. Este modo de color trabaja en base a la mezcla de Rojo, Verde y Azul, y es específico para los medios digitales, ordenadores y móviles. Si diseñamos en RGB y mandamos a imprenta, el color que obtendremos será notablemente diferente al que veíamos en pantalla.
Todos los archivos que van a imprimirse deben ser configurados en modo CMYK, que trabaja en base a Cian (Azul), Magenta, Amarillo y Negro. De esta manera, el color que vemos en pantalla es el color que obtendremos en el formato impreso.
Resolución
Tenemos que configurar el archivo en una resolución de 300 ppp (puntos por pulgadas), y todas las imágenes o elementos que utilicemos en el diseño de la portada deben ser de buena calidad, con esa misma resolución. Con esto evitaremos que la impresión no salga nítida o se vea pixelada.
Algo que tenemos que tomar en cuenta es que todos estos valores: tamaño, modo de color y resolución, debemos configurarlos antes de diseñar, y no cambiar los valores a un archivo que ya había sido hecho en modo RGB y 72 ppp, por ejemplo, porque la calidad de la impresión será mala.
Exportar a PDF
De Indesign, exportamos nuestro archivo final a PDF para enviarlo a la imprenta. Recuerda configurar el PDF como: Alta Calidad para Imprimir, cerciórate de que la resolución esté a 300 ppp y no haya ninguna opción de compresión seleccionada que pueda bajarle la calidad, e incluye el sangrado dentro del lienzo del archivo.
Y ¡listo! Ya tienes el archivo de la portada en PDF configurado para enviar a la imprenta.