Como sabrás, el color que percibimos es un reflejo de la luz. Si no existiese luz no existiría el color. Dependiendo de la cantidad de luz que pueda absorber un cuerpo y que pueda reflejar, percibiremos un color u otro. Esto es un concepto muy importante a tener en cuenta cuando trabajamos en la impresión de diseños.
Dos colores iguales pueden producirnos diferente sensación visual si se observan bajo una diferente fuente luminosa, o bien, si lo que le rodea es diferente. Estos colores se denominan metaméricos. Para evitar este fenómeno, se deben observar los elementos impresos o cualquier prueba de preimpresión bajo unas condiciones estandarizadas usando lámparas normalizadas y que nos proporcionen las mismas condiciones de luz para todos los observadores y elementos a analizar. Existen diferentes tipos de metamerismo que no se reducen a la iluminación y que pueden afectar a nuestros diseños impresos.
- El metamerismo de iluminancia: Es el más común. Se produce cuando dos muestras coinciden al ser vistas bajo un tipo de luz determinado, pero cuando se modifica la fuente de luz aparecen diferencias significativas en el color entre ambos ejemplares.
- El metamerismo geométrico: Dos muestras de color iguales pueden ser percibidas como diferentes si el ángulo de visión del objeto cambia. Esto se produce ya que la reflectancia de ciertos materiales cambia dependiendo del ángulo de visión.
- El metamerismo de observador: Se debe a diferencias subjetivas en la apreciación del color entre los distintos observadores. Por supuesto que el individuo que percibe la información es un elemento decisivo en el proceso. Esto es debido generalmente a causas biológicas o fisiológicas, como por ejemplo la diferencia de los conos sensibles (canal para la recepción de color en el ojo humano). Esto obviamente hace que dos personas puedan percibir una misma muestra de color de forma diferente.
- El metamerismo de campo: En este caso las diferencias de percepción del color, se pueden presentar con un único observador. Esto ocurre por posiciones del objeto observado, respecto al observador. Es decir, un objeto pequeño puede iluminar sólo la parte central de la retina, donde podrían estar ausentes los conos sensibles a las radiaciones de longitud de onda larga (o media, o corta), mientras que si el tamaño aumenta, aumenta igualmente la parte de la retina iluminada y respectivamente la cantidad de conos sensibles.